Querida mamá,

Aun recuerdo esos tiempos en que entrabas en mi habitación a darme un beso de buenas noches pensando que estaba dormida. Luego apagabas la luz del baño que yo te pedía que dejaras encendida porque tenía miedo y tu volvías a mi cama, te sentabas a mi lado me dabas otro beso y me decías que todo estaba bien.

Recuerdo esas mañanas mientras nos despertabas para ir al cole, desayuno, almuerzo en el saquito, y ¡allá vamos! Un nuevo día pero siempre de tu mano.Poco a poco esos tiempos cambiaron y aunque siempre estabas ahí, ya ibas dejando que por mi sola haciendo las cosas.

Esa adolescencia digna del recuerdo, cuando pasas a empezar a ser una jovencita ilusa que quiere aventurar en su transición a ser adulta. Llegan momentos difíciles, pasas por los primeros amores y discusiones de amistad con sus lloros y corazón en miles de pedazos, y aunque eso lleve a muchas discusiones entre nosotras, tu  hombro siempre estaba allí para poder llorar en él.

Creces y eso conlleva tomar decisiones importantes, estudios, amistades, trabajos. A veces se siente muy complicado, pero ahí vuelves a estar tú para ayudar, escuchar e incluso reñir y decir ese ¡ya te lo dije! Y cuánta razón tenías y tienes, la verdad. El tiempo me ha hecho ver que sois una especie de brujas, tenéis un sexto sentido para cuidar de vuestros niños.

Siempre que pienso en ti, me vienen imágenes a la cabeza cantando en el coche esas canciones que han marcado mi vida. Recuerdo un día, después de muchas charlas, salió una de Perales ¿quién es él? Yo primero no me di por aludida pero tú enseguida me dijiste, habla de su hija. Las dos hicimos una reflexión interna, sin hablar de uno de los pasos que se dan en la vida; la niña crece.

Lo que sí que queda claro, es que no importa las decisiones que se tomen, las discusiones que se den, ni las caídas que suframos, ELLAS siempre estarán ahí dándonos la mano para levantarnos y preparadas para hacer que veamos todo de otra manera. Nos hacen que alcemos la cabeza, miremos adelante y sigamos luchando en esta vida donde a veces las cosas no son para nada fáciles.

Aunque las gracias os las tenemos que dar cada día y recordaros lo que os queremos, a veces somos un poco olvidadizos y no os decimos lo importante que sois y como os queremos.

Por eso, dedica unos minutos a agradecer y decir te quiero a la mujer que te dio la vida.

¡Feliz día MAMÁ!

El equipo de Torre Gallén